Visitar Londres es conocer una ciudad jovial, llena de vida y de historia, y de gente de todas las partes del mundo.

lunes, 15 de julio de 2013

Londres - 18 Septiembre

Dicen que la comida más importante del día es el desayuno, y más para un turista, que es la única comida que sabe a qué hora la hará, las demás dependerán de las cosas a ver, de la climatología...así que antes de nada hemos ido a desayunar un café a una cafetería cercana al alojamiento.

London Tower
Una vez que hemos recargado un poco las pilas, hemos vuelto a la oficina del London pass. Una vez que ya lo teníamos en nuestra posesión, nos hemos tomado un rato en el sofá de la oficina para organizar el día, que promete ser intenso.
White Tower


Ya con las ideas claras, hemos puesto rumbo a la Torre de Londres, desde donde hemos disfrutado también del Tower Bridge. Probablemente la torre de Londres sea el recinto más famoso. Ha sido castillo, palacio, prisión, arsenal, joyería y lugar de ejecuciones. La parte más antigua es la torre del homenaje, más conocida como White Tower, que fue el palacio real original. Dentro del recinto se puede visitar la Tower Green donde tenían lugar las ejecuciones, la Traitors Gate, la Chapel of St. Peterand Vincula, la Jewel House donde se encuentran perfectamente custodiadas las joyas de la corona y la Chapel of St John. La cola que hay que hacer para ver las joyas es larga, y se pierde algo de tiempo, pero la visita no defrauda, es espectacular. Como curiosidad os contaremos, que las joyas no están aseguradas, ya que en caso de pérdida de las mismas, jamás podrían reemplazarse, así que ¿para qué pagar un seguro? La visita se puede hacer con un Yeoman Warders (beefeaters) pero nosotros hemos preferido hacerla por nuestra cuenta. Entre otras cosas porque en inglés tampoco íbamos a entender tanto como con nuestra guía.

Existe una leyenda, según la cual se dice que si los cuervos que habitan la torre se fueran, desaparecería la monarquía. Un real decreto estipula que siempre debe haber un mínimo de seis cuervos.


Desde nuestro punto de vista, esta debe de ser una visita obligada cuando se viene a Londres, y diría más, creemos que debería ser la primera visita que se debe de hacer en la vieja londinium. Su alto precio en la entrada creemos que está justificado.


Tres horas nos ha llevado la visita, pero desde luego no te vas con la sensación de haber perdido el tiempo ni mucho menos.

Certificado de Ascenso
Monument
Al salir hemos decidido comernos un sándwich en la cafetería que hay justamente enfrente de la entrada a la torre. Así nos lo vamos comiendo de camino al Monument y no perdemos tiempo, algo que creo que hoy no vamos a tener. Dando un pequeño paseo por la city, la parte más financiera de Londres, se llega al Monument. Desde la torre no tiene perdida.

El Monument, según tenemos entendido, es la columna más alta del mundo, con 62 mt. Estos son exactamente la distancia que hay desde la base hasta la panadería que había en Pudding Lane, donde se inició el gran incendio de 1666, y en cuyo homenaje se construyó este monumento. Se puede subir hasta arriba del todo, solamente se deben de subir las 311 escaleras de caracol del interior. Hay que estar un poco loco para hacerlo, pero cuando subes arriba disfrutas de unas vistas de la city increíbles, incluso llegas a ver el puente de Westminster. Lástima que el día no estuviese del todo claro.

Después de esta pequeña locura, y tras tomarnos una coca cola en su base, hemos continuado con nuestro paseo por el distrito financiero hacia la Catedral de St. Paul, que no está nada lejos de aquí. Imposible perderse. Esta, sin duda alguna es la iglesia más importante de Londres, y obra maestra del arquitecto Wren. En este mismo lugar, había otra iglesia, pero el gran incendio acabo con ella. La obra de la nueva iglesia se prolongó 35 años, pero solo observar su fachada oeste, antes de entrar te hace sentir que mereció la pena esperar. La cúpula es la tercera más grande del mundo, y todo un símbolo de resistencia, salió indemne del bombardeo alemán en 1940. En su cripta, están enterrados numerosos héroes británicos como Lord Nelson o el Duque de Wellington, además del propio Wren.

Hoy tenemos el día algo loco, así que nos ha dado por subirnos los 530 escalones que hay hasta la Golden Gallery, desde donde se disfruta de unas de las mejores panorámicas de todo Londres, mejor aún que las del Monument. Antes de llegar hasta aquí merece la pena, pararse un momento en la Whispering Gallery, porque su especial acústica hace que hasta un susurro se oiga en todos los lugares de la misma.


Hemos tardado aproximadamente dos horas en visitar la catedral, y eso que ha habido lugares de la misma que los hemos visto un tanto rápido, desde luego es una visita extensa.
St. Paul Church


Justamente en la parte trasera de la catedral hemos cogido un bus que nos ha llevado directamente hasta el embarcadero cercano a la torre de Londres, llamado Tower pie. Llevamos todo el día andando sin parar, así que nos apetece un poco de tranquilidad. Aquí hemos cogido un barco que nos ha llevado Támesis abajo, hasta el puente de Westminster exactamente. Ha sido un paseo agradable, hacía un poco de frío, pero abrigándote un poco está bien. Es una de esas cosas que si no haces parece que no has estado en Londres. Durante el trayecto un guía te va explicando que lugares vas pasando. Desde luego, nadie negará que es otra forma de ver Londres, y una hora de trayecto proporciona un pequeño descanso.

Nada más bajar del barco, hemos ido a tomar un café para entonar el cuerpo, entre la humedad del río y el frío nos ha sentado bien. Hemos cruzado andando el puente de Westminster dirección al London eye, una de las mayores atracciones de Londres, pero solamente nos hemos dedicado a recorrer la zona de los alrededores andando. Es excesivamente cara la noria, y no nos llama demasiado la atención. La zona de los alrededores, tampoco es que merezca en exceso la pena visitarla, pero recorrer este puente, sí, ya que la panorámica que hay desde la otra orilla de Londres son bastante agradables.
Vista desde el barco

Eso sí, cuando recorráis el puente estar atentos a los carteristas. El puente está lleno de trileros y ya se sabe que donde hay mucho tumulto de gente, hay mucho amigo de lo ajeno.


Tras tomar el metro, ya basta de andar por hoy, nos hemos ido a ver la famosa plaza de Picadilly reconocida como el centro de Londres, junto al soho, y Covent Garden. Picadilly circus es la plaza más famosa de todo Londres, que junto al big ben y trafalgar square, son los lugares más fotografiados de la ciudad. El tráfico aquí es increíble, y el movimiento de gente resulta agobiante. Las escaleras de la estatua de eros, está llena de gente sentada en ellas, que utilizan esta plaza como punto de encuentro. En realidad la figura es el Ángel de la caridad cristiana y no al dios griego Eros. Es una plaza bulliciosa y con poco atractivo, aunque por las noches con los neones encendidos gana bastante. Antes o después todo el mundo pasa por Picadilly. La tradición es la tradición.

Tras las fotos de rigor de la plaza, hemos decidido callejear un poco por la zona del Soho, antes de cenar en la cervecería St. James un par de jacket con su pinta, como mandan los cánones ingleses. Estaban de muerte, es increíble cómo me gustan las jacket.

El Soho, es la zona más cosmopolita de Londres, o la más rara, como se quiera ver, yo me quedo con la primera afirmación. Este a lo largo de la historia, ha sido el barrio que ha acogido a los inmigrantes, hoy cobijo de artistas, lo que le da un ambiente bastante bohemio. Es una zona conocida por su animada vida nocturna y su ambiente gay.

El Soho es una zona agradable para pasear, y un buen lugar para relajarse después de un largo día de turisteo. Por ello, tras cenar, y para poner fin a un largo día, decidimos tomarnos la última pinta, sin prisa, sin agobios, solo disfrutando del momento.